El abrazo de oso
Objetivo: liquidar a la izquierda
Por Luis Enrique Pérez Pinto
Empieza la cuenta regresiva para la segunda vuelta, tan solo 50 días donde se enfrentarán dos versiones de un mismo discurso: la derecha popular, que representa el fujimorismo con Keiko Fujimori y la derecha élite con PPK. Ambos fueron respaldados por los medios de comunicación concentrados y los grupos empresariales que funcionan como partidos políticos, además de la derecha latinoamericana.
Es un choque que la derecha mejor no podría haber deseado. Con dos candidatos que ofrecen lo mismo: precarización laboral, mayor entreguismo y remate de los recursos naturales, una profundización del modelo primario extractivista y la entrega al diseño de Latinoamérica preferido por Estados Unidos. La corrupción en dos presentaciones, la del lobbysmo apátrida y la del lavado de activos y narcotráfico.
Para profundizar el modelo, gane quien gane va a sujetar su gobierno a la orden de represión contra la ciudadanía y el "yes, ser" o "sí, china" de una bancada enorme en el Congreso con más de 80 parlamentarios que es la suma de FP, PPK y unos más de arrimados apristas.
La primera oposición será la bancada del Frente Amplio, donde la izquierda estrena formación en el Congreso luego de 30 años. Se espera que esta nueva bancada multiplique los esfuerzos que realizaron tanto Verónika Mendoza -líder del FA- y Manuel Dammert -congresista reelecto por Lima- que fueron los dos únicos congresistas de esta formación que se supieron diferenciar de las posiciones de derecha como las del nacionalismo, fujimorismo, aprismo y PPC.
Al conocerse que el Frente Amplio, con Verónika Mendoza como candidata, ha sabido captar el voto de los ciudadanos en el sur peruano y un respaldo que llegó a casi 3 millones de votos, votación que elección tras elección exige cambios y transformaciones y rechaza a los candidatos que representan el modelo corrupto y lobbysta que ahora se disputará la segunda vuelta.
Un sector del periodismo nacional -algo como el 80% de la prensa impresa- y algunos medios menores digitales, empiezan a exigir que el Frente Amplio, pero más precisamente que Verónika Mendoza, asuma una posición de apoyo a uno de los candidatos. Un abrazo de Oso que pretende asfixiar a la agrupación política ya que conoce sus perspectivas al 2018 y su objetivo es liquidar a su candidata presidencial por sus posibilidades al 2021.
Un sector del periodismo nacional -algo como el 80% de la prensa impresa- y algunos medios menores digitales, empiezan a exigir que el Frente Amplio, pero más precisamente que Verónika Mendoza, asuma una posición de apoyo a uno de los candidatos. Un abrazo de Oso que pretende asfixiar a la agrupación política ya que conoce sus perspectivas al 2018 y su objetivo es liquidar a su candidata presidencial por sus posibilidades al 2021.
Los votantes que respaldaron a Verónika Mendoza, así como a otros candidatos, no votaron por Keiko Fujimori ni por Kuczynski justamente porque saben lo que harán y son capaces, porque saben que por más que se laven la cara y firmen lo que sea ambos reflejan la restauración conservadora en Perú y el retroceso a los pocos logros que ha conseguido la ciudadanía.
Esa es la razón por la que sería difícil imaginar un aval a alguno de esos dos candidatos. Un aval que luego pasaría factura a la izquierda con una autoliquidación y la espalda de los votantes que confiaron en una propuesta distinta.
Asimismo, es difícil que el Frente Amplio pueda generar algún endose de votos, ya que los votantes tomarán una decisión autónoma y no seguirá órdenes directivas.
Las fichas de los dos ‘envases’ de la derecha deberían ser convencer a esos 3 millones de ciudadanos que no fueron a votar y a esos otros 3 millones de ciudadanos que votaron en blanco o viciado. Veremos su capacidad de convencimiento para llegar a los millones de ciudadanos -a los que no les llega oxígeno al cerebro- a punta de regalos o dádivas, sin que el JNE diga nada.
La opción de la izquierda es mantener, organizar, consolidar y construir en base a 3 millones de votos que serán una base importantísima para continuar con la disputa del gobierno y el poder. Ser un partido que incluya a todas las corrientes progresistas, democráticas de izquierda y eso es lo que debe buscar el Frente Amplio en sus giras en el sur para prepararse para las elecciones regionales y municipales.